jueves, 12 de mayo de 2011

Microalgas adictas al CO2

Por Pilar Portero
Algas que transforman las emisiones de dióxido de carbono en oxígeno mediante la fotosíntesis. Imagina la posibilidad de que los gases de combustión que desprenden las centrales térmicas alimenten a una legión de voraces microorganismos, que luego se puedan utilizar como biocombustibles. Suena a ciencia ficción pero ya existe una planta piloto en Almería. Y tu2is ha estado allí.
El catedrárico Emilio Molina con las cubetas en las que se cultivan las microalgas
Existen más de 100.000 especies de microalgas, de las que sólo se han estudiado 50, con una enorme capacidad de crear oxígeno. Era lógico que fuera una eléctrica -las compañías energéticas son responsables del 40% de las emisiones de CO2- una de las primeras empresas en embarcarse en este ambicioso proyecto. Endesa, junto con la universidad de Almería, Leia y Aitemin se empeñaron en 2006 en ensayar el cultivo de microalgas en la central de carbón de Carboneras, al borde del mar. La idea es que las microalgas capturen el CO2 resultante de los gases de combustión gracias a la fotosíntesis y conviertan el carbono inorgánico en orgánico. A la biomasa resultante del proceso podría sacarse partido empleándola en la producción de biocombustibles, como el diesel, compuestos químicos o fertilizantes. No suena mal.

Las pruebas iniciales se realizaron con agua dulce para comprobar las condiciones idóneas de supervivencia y optimización de la captación de dióxido de carbono. El año pasado se sustituyó el agua dulce por agua salada, un paso encaminado a rentabilizar la inversión. "Ahora mismo la producción de un kilo de algas cuesta 5 euros y para ser rentable tendría que conseguirse a 0,50 céntimos", explica Emilio Molina, el catedrático de Ingeniería Química de la universidad de Almería que participa en el proyecto. En los 1.000 metros cuadrados que ocupa la planta, se han instalado unos reactores orientados al sur para aprovechar el intenso sol de Almería y mantener las algas a la temperatura necesaria para que se multipliquen. "La superficie de cultivo para poder obtener beneficios debe ser muchísimo mayor. Cuando se pase de la fase de experimentación a la producción real, el cono sur, por ejemplo, presenta las condiciones adecuadas para su implantación a gran escala", apunta Juan Carlos Ballesteros, subdirector de I+D de Generación de Endesa.
El 'comando Alga' en la central de Carboneras parte de cuyo CO2 se zampan las algas
El proceso resulta curioso y esperanzador. El dióxido de carbono emitido durante la generación de energía eléctrica se transfiere a las cubetas de la planta de microalgas pegada a la central térmica. En estos reactores entra agua de mar aprovechando la misma toma que se utiliza para refrigerar la central. Las microalgas devoran el CO2 que precisan para realizar la fotosíntesis, creciendo y multiplicándose. Acto seguido, se recolectan y se centrifuga la solución acuosa en la que se han cultivado para separar la biomasa del agua de mar. Queda por lograr el reto de desarrollar el concepto de biorrefinería. Para lo que ya se está ampliando la planta en la que ensayarán nuevas tecnologías para minimizar el consumo energético y optimizar el aprovechamiento de la materia orgánica. En 2015 está previsto que finalice la experimentación. "Las primeras estimaciones apuntan a que se podrían producir entre 150 y 300 kilogramos de aceite biodiesel por hectárea y día", según Endesa. Sólo queda que los resultados sean positivos y el cultivo se extienda.

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